«Manifiesto anti-centenario del cine», por Jonas Mekas

«Manifiesto anti-centenario del cine», por Jonas Mekas

Como ustedes saben, fue Dios quien creó esta tierra y todo lo que hay en ella. Y pensó que todo era maravilloso. Todos los pintores, y poetas, y músicos cantaban y celebraban la creación, y todo eso estaba bien. Pero no del todo. Faltaba algo. Así que hace cien años, Dios decidió crear la cámara cinematográfica. Y así lo hizo.

Y luego creó al cineasta, y dijo: – Aquí tienes un instrumento llamado cámara cinematográfica. Ahora ve y filma y celebra la belleza de la creación y los sueños del espíritu humano, y diviértete con ello.

Pero al diablo no le gustó eso. Entonces colocó una bolsa llena de dinero frente a la cámara y dijo a los cineastas «¿Por qué quieren celebrar la belleza del mundo y su espíritu si pueden hacer dinero con este instrumento?» Y, aunque no lo crean, todos los cineastas corrieron hacia el dinero. El Señor se dio cuenta que había cometido un error. Así que unos veinticinco años después, para corregir su error, Dios creó a los cineastas de vanguardia y les dijo: -Aquí está la cámara. Tómenla y diríjanse al mundo, y canten la belleza de la creación, y diviértanse con ello. Pero les será difícil hacerlo, y nunca podrán ganar dinero con este instrumento.

Y así el Señor le habló a Viking Eggeling, Germaine Dulac, Jean Epstein, Fernand Léger, Dmitri Kirsanoff, Marcel Duchamp, Hans Richter, Luís Buñuel, Man Ray, Cavalcanti, Jean Cocteau, y Maya Deren, y Sidney Peterson, y Kenneth Anger, Gregory Markopolous, Stan Brakhage, Marie Menken, Bruce Baillie, Francis Lee, Harry Smith y Jack Smith, y Ken Jacobs, Ernie Gehr, Ron Rice, Michael Snow, Joseph Cornell, Peter Kubelka, Hollis Frampton y Barbara Rubin, Paul Sharits, Robert Beaver, Christopher McLain, y Kurt Kren, Robert Breer, Dore O, Isidore Isou, Antonio de Bernardi, Maurice Lemaitre, y Bruce Conner, y Klaus Wyborny, Bori Lehman, Bruce Elder, Taka Iimura, Abigail Child, Andrew Noren y a tantos otros alrededor del mundo. Y ellos tomaron sus Bolex,  y sus pequeñas cámaras de 8mm y Super-8, y comenzaron a filmar la belleza de este mundo, y las complejas aventuras del espíritu humano, y siguen divirtiéndose mucho con ello. Y las películas no recaudan dinero, y no son eso que las personas denominan «útiles»

Y los museos de todo el mundo celebran el centenario del cine gastando millones de dólares, locos por las cosas de Hollywood, sin mentar ni a la vanguardia ni a los independientes de nuestro cine.

He visto folletos, programas de museos, archivos y filmotecas de todo el mundo. Pero todos dicen “no nos importa tu cine”.

En tiempos de lo enorme, de lo espectacular, de producciones cinematográficas de cien millones, quiero hablar por los pequeños actos invisibles del espíritu humano, tan sutiles, tan pequeños que mueren apenas se los expone a los reflectores.

Quiero celebrar las pequeñas formas del cine, las formas líricas, el poema, la acuarela, el estudio, el boceto, la tarjeta postal, el arabesco, el trío y la bagatela y las pequeñas canciones en 8mm.

En tiempos en los que todos anhelan el éxito y quieren vender, yo quiero celebrar a aquellos que aceptan el fracaso social cotidiano para buscar lo invisible, lo personal, las cosas que no dan ni dinero ni pan, y que no hacen la historia contemporánea, ni la historia del cine, ni ningún tipo de historia.

Estoy a favor del arte que hacemos los unos para los otros como amigos y que hacemos para nosotros mismos. Estoy parado en medio de la autopista de la información y me río porque una mariposa sobre una pequeña flor en algún lugar, en algún lugar, acaba de agitar sus alas y yo sé que todo el curso de la historia cambiará drásticamente debido a ese aleteo.

Una cámara de 8 milímetros acaba de hacer un zumbido en alguna parte del Lower East Side en Nueva York, y el mundo no volverá a ser el mismo. La verdadera historia del cine es la historia invisible, una historia de amigos juntándose haciendo aquello que aman.

Para nosotros el cine comienza con cada nuevo zumbido del proyector, con cada nuevo zumbido de nuestras cámaras. Nuestros corazones se alzan hacia adelante, amigos míos.

Este texto se presentó en el American Center en Paris, el 11 de febrero de 1996, y fue publicado por agnès b. Gracias a Pip Chodorov por la transcripción completa del texto.

Fuente: http://www.incite-online.net/jonasmekas.html

Traducido de https://www.jonathanrosenbaum.net