Cannes, día 9: Desplechin y Dolan

Xavier Dolan deja una sensación de decepción generalizada en el Festival de Cine de Cannes con Matthias et Maxime. Después de recibir el Premio del jurado por Mommy en 2014 y el Gran Premio por Solo el fin del mundo en 2016, ahora explora los temas de la amistad y la identidad con la historia de dos amigos de infancia que después de besarse para un cortometraje amateur, comienzan a cuestionar sus preferencias, trastornando el equilibrio de su existencia. Según el director, la película «evoca un mundo en el que jóvenes adultos, de orígenes y estatus diferentes, llegan a una edad de transición y se preguntan, al igual que yo, a qué lugar pertenecen«. La otra película en competición es Roubaix, une lumière (Oh Mercy!), del cineasta Arnaud Desplechin, quien se ha inspirado en un documental sobre la comisaría de su ciudad natal para desarrollar una ficción que transcurre entre el drama y el thriller, en la que una pareja de policías se enfrenta a la humanidad de dos asesinas. Desplechin declara que «por primera vez, en dos criminales, descubrí dos hermanas. Eran papeles maravillosos para dar a dos actrices«. El guion de la película, rodado en Roubaix durante siete semanas, ha sido coescrito con la directora y guionista Léa Mysius. Finalmente, la película Nuestras madres, del guatemalteco César Díaz, consigue el premio de la Sociedad de Autores y Compositores Dramáticos (SACD) de la Semana de la Crítica, sección paralela del Festival que otorga su máximo galardón a la cinta de animación J’ai perdu mon corps, del francés Jérémy Clapin, donde una mano escapa de la sala de disección para encontrar su antiguo cuerpo.