La Sala Soixantième, llamada así en conmemoración del 60.º Festival de Cine de Cannes, lleva instalada en la azotea del Riviera desde 2007. Esta sala, que se ha vuelto indispensable, pasará a llamarse Sala Agnès Varda. «No quiero mostrar únicamente, quiero conseguir que la gente quiera ver«, solía decir Agnès Varda, quien tuvo su Palma de Oro de honor y, después, su cartel oficial. «No soy una mujer cineasta, soy una cineasta«, solía decir. Sus visitas a Cannes para presentar sus películas son una constante: estuvo trece veces presente en la selección oficial. También fue miembro del jurado en 2005 y presidenta del jurado de la Cámara de Oro en 2013. Cuando recibe la Palma de Oro de honor, en 2015, evocó «la resistencia y la resiliencia, más que el honor» y la dedicó «a todos los cineastas creativos y audaces, a quienes crean un cine original, de ficción o documental, que no están en primer plano, pero que siguen avanzando«. Rosalie Varda y Mathieu Demy, sus hijos, declaran que «nos sentimos honrados y emocionados de que el Festival de Cannes vuelva a rendir homenaje a la pequeña gran Agnès dándole su nombre a la sala efímera del Palais. Agnès y Cannes: una larga historia que comienza en 1962 con Cleo de 5 a 7 (Cléo de 5 à 7) en Competición, un cuento de hadas cuando Jacques Demy se alza con la Palme d’or en 1964 por Los paraguas de Cherburgo (Les Parapluies de Cherbourg), o Caras y lugares (Visages Villages) Fuera de Competición en 2017, sin olvidar esa velada mágica en la que Agnès recibe la Palme d’or de honor. Entre estos momentos únicos están también todos nuestros recuerdos: recuerdos de películas, de familias del cine, recuerdos de fiestas maravillosas. ¡Larga vida al Festival! ¡Larga vida al cine!«.