Día: 24 de mayo de 2019

Serra y Laxe premiados en «Una cierta mirada»

El brasileño Karim Aïnouz se lleva el gran premio de la sección «Una Cierta mirada» del Festival de Cine de Cannes con A vida invisível de Eurídice Gusmão, y los españoles Oliver Laxe y Albert Serra, respectivamente, el premio del jurado y el premio especial del jurado, presidido por Nadine Labaki. Laxe es distinguido por O que arde, mientras que Serra logra el premio especial con la provocadora Liberté. «Quiero aprovechar que estamos aquí dos españoles para reivindicar un cine esencial. En España, el cine está muy polarizado entre el cine industrial y el esencial. Ganaremos» señala Laxe. El premio a la mejor dirección se lo lleva el ruso Kantemir Balagov por Beanpole y la distinción «Coup de coeur» del jurado es para La femme de mon frère, de Monia Chokri, y The climb, de Angelo Covino. La italiana Chiara Mastroianni se alza con la mejor interpretación por Chambre 212, de Christophe Honoré, mientras que Bruno Dumont recibe por Jeanne la mención especial del jurado.

Cannes, día 11: Suleiman y Efira

El cineasta palestino Elia Suleiman regresa al Festival de Cine de Cannes con It Must Be Heaven, un cuento burlesco en el que explora los temas de la identidad, la nacionalidad y la pertenencia. Se trata de una película con ecos autobiográficos en la que mezcla sus recuerdos con los de sus padres. El cineasta declara que «si en mis películas anteriores Palestina podía asemejarse a un microcosmos del mundo, mi nueva película pretende mostrar el mundo como un microcosmos de Palestina«. Con este retrato de las ciudades y de sus habitantes, Elia Suleiman firma un relato hecho de historias humanas, íntimas y conmovedoras, así como un reporte del estado de un mundo caracterizado por las tensiones geopolíticas. Se completa el día y las proyecciones de la sección oficial a concurso con Sibyl, una “dramedia” de Justine Triet protagonizada por Virginie Efira, que trata los temas de la identidad, las raíces y el proceso de creación. La directora continúa explorando la identidad y las raíces, una reflexión que ya había comenzado en sus primeras películas a través de la imagen de una mujer que se debate entre su vida privada y su vida profesional, sus angustias y sus emociones. Concluidas las proyecciones de la sección oficial a concurso, Pedro Almodóvar destaca con Dolor y gloria como aspirante mejor posicionado para obtener la Palma de Oro, aunque entre las favoritas también se encuentran la película coreana de Bong Joon-ho, Parásitos, y la italiana de Marco Bellochio, El traidor, o A hidden life, de Terrence Malick.

Psicoanálisis de la playa, por André Bazin

Festival de Cannes 1947

El crítico de cine intenta en vano tomar el sol en la playa del Carlton. A su alrededor, atletas de bronce coquetean con mujeres innegablemente bellas, con esa belleza de las playas de lujo que sólo se ve en el cine. Algunas además son estrellas de cine. No son las más bellas. Se mezclan con chicas desconocidas, semidesnudas, cuya función es estar tan bellas como en la pantalla. La densidad de la belleza física es infinitamente mayor que en los quinientos mil kilómetros de territorio francés. La belleza es un lujo, como los coches americanos y los palacios que pueden verse en la Croissette, y como tal, acompaña siempre al dinero.

Un lugar como Cannes está hecho de su clima, paisajes, sus palacios, festival, los coches americanos y  mujeres bonitas. Así que el crítico está en la playa entre estos hombres y mujeres medio desnudos, héroes y diosas, o  Tarzanes y  pin-ups, a su elección. No le han prohibido acceder a la playa por su piel blanca. Se esfuerza por habituarse a la indiferencia de estos hombres frente a sus compañeras pero no lo consigue. Falta de ejercicio, sin duda. Está claro que se entregan a un juego de sociedad. Quizás también sea el complejo de inferioridad de no ser Tarzán. La playa es de todo el mundo, claro y el mar, también, pero sería inútil negar la evidencia: ellos se encuentran en casa. Pero él, no.

El lujo es un paraíso terrenal y artificial en el que se puede intentar entrar  haciendo trampas, es decir, sin pagar, porque el gorrón sufre inmediatamente la sanción de su delito: se siente extranjero.

La espada de fuego da vueltas a su alrededor. Está condenado a circular entre los admitidos al paraíso como los difuntos recalcitrantes en las películas donde ya no se utiliza la sobreimpresión. La suerte está echada, está condenado. Peor que el suplicio de Tántalo, porque ni siquiera puede extender la mano a su vecina en la playa, o intentar arrancar el Buick de madera aparcado en la Croissette. Ese gesto le condenaría. Se le tolera ignorándolo, siempre que no se abandone a incongruencias obscenas. Para actuar con los otros, para ser reconocido vivo entre estos muertos, debería haber recibido  alguna instrucción preliminar sobre el lujo: por ejemplo, ser productor, estrella de cine, multimillonario,  escritor de best-sellers o profesor de gimnasia.

Llegada su reflexión a este punto, el crítico se da cuenta que está más bien triste, y le resulta extraño no solo que el hábito de ir al cine no le haya familiarizado con el espectáculo del lujo, sino que produzca el efecto estrictamente contrario en el cine que en la realidad.

El espectáculo de su vecina de playa le sentaba realmente bien, la censura de las películas americanas casi nunca deja ver tanto. ¿De qué podría quejarse el crítico? Es más hermoso aún que en tecnicolor. Está triste porque todo esto no le pertenece, no le pertenecerá nunca. Ni tampoco piensa en violar a la vecina ni en robar el coche.  Reflexionando, ese sentimiento le pareció condenable pero natural, y se extrañó aún más de que los cientos de millones de pobres tipos que acuden al cine semanalmente en busca de un espectáculo semejante que les alimente no compartan este sentimiento. Peatones e incluso ciclistas, barrigudos y raquíticos, mujeres feas y chicas viejas, sencillamente la inmensa cohorte de los que trabajan para vivir, todos aquellos y muchos otros que cada semana entregan su pasta para contemplar los coches y los muslos aerodinámicos que jamás podrán disfrutar.

Así es como el crítico comprendió que el cine era un sueño. No como a veces se escucha, por la naturaleza ilusoria de de la imagen cinematográfica, tampoco porque el espectador se halle sumergido en una ensoñación pasiva, y todavía menos porque autorice todo lo fantástico del sueño, sino mucho más profundamente en un sentido freudiano, porque no hace nada más que “dramatizar” la realización de un deseo

En el cine, ninguna mujer por bella que sea, está prohibida, porque ustedes son Clark Gable, Humphrey Bogart o Spencer Tracy. Usted puede elegir a su voluntad ser el rey del TNT o un campeón de natación. La realidad del lujo para los que no participan de él, provoca la conciencia dolorosa de la prohibición. En cambio, la dramatización cinematográfica equivale a su realización y a la euforia de la posesión.

Pero había llegado la hora de la sesión y el crítico, con la piel blanca todavía, sólo tuvo tiempo para vestirse e ir al cine.

Esprit, nº139, noviembre 1947

Traducido por Esmeralda Barriendos

Estrenos del 24 de mayo de 2019

#Placer femenino (#Female pleasure, 2018), de Barbara Miller
Documental de Barbara Miller (Forbidden Voices) que presenta a cinco mujeres valientes, inteligentes y determinadas rompiendo el silencio impuesto por sociedades arcaicas y patriarcales y por diferentes comunidades religiosas. Con una fuerza increíble y energía positiva, estas 5 mujeres luchan por la liberación sexual y la autonomía de las mujeres. Pero su victoria tiene un alto precio: todas han experimentado difamación pública, amenazas y procesamientos, han sido excomulgadas por la sociedad en la que crecieron e incluso recibieron amenazas de muerte por parte de líderes religiosos y fanáticos. Las cinco mujeres en esta película provienen de diferentes orígenes religiosos y culturales, sin embargo, esta no es una película sobre las religiones, y en ningún caso sobre la fe. Fue premiado en el Festival de Cine de Locarno de 2018.

Aladdín (Aladdin, 2019), de Guy Ritchie
Adaptación musical en acción real del clásico de Disney Aladdín (1992), que dirige Guy Ritchie (Rey Arturo: La leyenda de Excalibur, Sherlock Holmes: Juego de sombras) y protagoniza Will Smith, Las calles de Agrabah son el hogar de Aladdín (Mena Masud), un adorable pícaro que está deseando dejar atrás su vida de ladronzuelo, porque está convencida que el futuro le depara grandes cosas. Al otro lado de la ciudad, la hija del Sultán, la Princesa Jasmine (Naomi Scott), también alberga sus propios sueños. Jasmine desea conocer la vida que hay más allá de los muros de palacio y aprovechar su título para servir mejor al pueblo de Agrabah, pero su padre es súper protector y su doncella, Dalia (Nasim Pedrad), la vigila de cerca. El Sultán (Navid Negahban) está preocupado por encontrar un buen marido para su hija, mientras que Jafar (Marwan Kenzari), su leal consejero y un poderoso hechicero, está frustrado con la postura pasiva del Sultán sobre el futuro de Agrabah y urde un plan para hacerse con el trono. Aladdín acude al rescate de Jasmine cuando la princesa visita el mercado disfrazada de plebeya; queda prendado de su belleza y su personalidad aunque desconoce por completo su verdadera identidad.

Blaze (Blaze, 2018), de Ethan Hawke
Filme que se inspira en la vida de Blaze Foley, la desconocida leyenda de la música del movimiento Texas Outlaw Music que engendró a gente como Merle Haggard y Willie Nelson. La película teje tres períodos diferentes en el tiempo, entrelazando versiones reimaginadas del pasado, presente y futuro de Blaze. Los diferentes hilos exploran su romance con Sybil Rosen, su última noche en la tierra y el impacto de sus canciones y su muerte en sus fans, amigos y enemigos. Se trata de un biopic musical que dirige el también actor Ethan Hawke, y es su cuarta película como director después de The Hottest State (2006), Chelsea Walls (2001) y el documental Seymour: An Introduction (2014). Protagonizan la película el actor y cantante Ben Dickey, como Blaze Foley, quien en el Festival de Cine de Sundance de 2018 obtuvo el Premio Especial del Jurado por su trabajo en este filme, además de Alia Shawkat, Josh Hamilton y Kris Kristofferson. La película está basada en las memorias de Sybil Rosen, pareja del músico Blaze Foley, tituladas Living in the Woods in a Tree.

Como pez fuera del agua (Come un gatto in tangenziale, 2019), de Riccardo Milani
Giovanni (Antonio Albanese) trabaja para un prestigioso grupo de reflexión internacional que se propone reurbanizar las periferias en las ciudades italianas. Mónica (Paola Cortellesi) trabaja como cajera de un supermercardo en uno de los suburbios más poblados de Roma. Dos mundos opuestos condenados a entenderse cuando descubren que sus correspondientes hijos adolescentes, Agnese y Alejo, se han enamorado. A pesar del inevitable rencor inicial por las diferencias sociales y prejuicios que tienen el uno respecto a la otra, Giovanni y Mónica decidirán unir sus fuerzas para intentar terminar con la historia entre sus hijos. Los dos juntos vivirán en primera persona la vida del otro, entre multicines de periferia, playas abarrotadas y locales de lujo. Riccardo Milani (Benvenuto Presidente!, Mamma o papà?) dirige esta comedia que protagonizan Paola Cortellesi, Antonio Albanese, Sonia Bergamasco y Luca Angeletti.

El hijo (BrightBurn, 2019), de David Yarovesky
Después de tener problemas de fertilidad, Tori Breyer (Elizabeth Banks) sueña con realizarse como madre cuando aparece un misterioso bebé. Brandon parece ser todo lo que Tori y su marido Kyle (David Denman) siempre han querido, un chico listo y curioso. Pero cuando Brandon (Jackson A. Dunn) se acerca a la pubertad, una poderosa oscuridad se manifiesta en su interior, y a Tori le surgirán terribles dudas sobre su hijo. Una vez Brandon da rienda suelta a sus retorcidos impulsos, todos a su alrededor se encontrarán en gran peligro a medida que el niño milagro se transforma en un despiadado depredador suelto en la tranquila ciudad de Kansas. Segundo largometraje de David Yarovesky, autor del cortometraje Guardianes de la Galaxia: Inferno (2017) protagonizado por David Hasselhoff, después de The Hive (2014).

La última lección (L’Heure de la sortie, 2018), de Sébastien Marnier
Segunda película del director Sebastien Marnier, después de Irréprochable (2016), que se basa en la novela L’heure de la sortie (2020) escrita por Christophe Dufosse. Cuando Pierre Hoffman empieza como profesor en el prestigioso colegio St. Joseph, tiene que lidiar con un fuerte rechazo por parte de sus nuevos alumnos. Se trata de una clase piloto que concentra los alumnos más inteligentes de la promoción y recientemente han presenciado el súbito suicidio de su anterior profesor. Hoffman, su sustituto, pronto descubrirá que la hostilidad y extraños hábitos de estos jóvenes se deben a algo más. La película fue premiada con una Mención Especial en el palmarés de la Secció Oficial Fantàstic del Festival de Cine de Sitges de 2018 y está protagonizada por Laurent Lafitte (Elle, Pequeñas Mentiras sin Importancia).

La viuda (Greta, 2018), de Neil Jordan
Thriller psicológico contemporáneo del ganador del Oscar Neil Jordan (En compañía de lobos, Juego de lágrimas, Michael Collins). Después de encontrar un bolso perdido en el metro de Nueva York, Frances McCullen (Chloë Grace Moretz), una joven afligida por la reciente muerte de su madre, se lo devuelve a su legítima propietaria. Así Frances entabla una inusual amistad con la enigmática viuda Greta Hideg (Isabelle Huppert), para consternación de su mejor amiga Erica Penn (Maika Monroe) quién está ayudando a Frances a aclimatarse a la ciudad. Pero Frances se dará cuenta que las intenciones de Greta pueden ser más siniestras de lo que parecen. La música del filme la compone el español Javier Navarrete, conocido por sus trabajos en filmes como El laberinto del fauno (2006).

Regresa El Cepa (Regresa El Cepa, 2019), de Víctor Matellano
Película documental sobre El crimen de Cuenca, de Pilar Miró dirigida por Víctor Matellano (Parada en el Infierno, Vampyres, Wax, La cañada de los ingleses, ¡Zarpazos! Un viaje por el spanish horror). Cuarenta años atrás se rodaba en Belmonte y pueblos cercanos, El crimen de Cuenca, de Pilar Miró, que será después secuestrada militarmente y su directora procesada. Película que más tarde se convertirá en uno de los grandes éxitos del cine español, y su estreno en España significará un ejemplo de avance de la democracia y de la libertad de expresión. Pilar Miró demostró su valentía en defensa de la película con su contenido íntegro, en momentos tan convulsos como el 23-F, en un mundo de hombres, aquel momento en que apenas había mujeres directoras en el cine español. Como en el caso real y en la película, «El Cepa» regresa para contarlo en este largometraje documental.

Viva la vida (Viva la vida, 2019), de José Luis Berlanga
Película de José Luis García Berlanga (Los cuatro músicos de Bremen, Barrios altos), hijo del director Luis García Berlanga y veterano director de televisión, que ha trabajado en series como Hospital Central, Sin tetas no hay paraíso o Villarriba y Villabajo. Juan (Pablo Chiapella) decide poner su casa como aval en un negocio que parece prometedor. Desafortunadamente, el hombre acaba perdiéndola. Ana (Laura Romero), su mujer, sigue viviendo en la opulencia sin saber lo que le ha ocurrido a su marido hasta que toda la familia se traslada a la casa de los padres de este. Una vez allí, la pareja lidiará con la nueva situación de formas diferentes: mientras Juan sigue empeñado en encontrar el negocio que lo cambie todo, Ana decide centrar sus esfuerzos en el negocio familiar de la fontanería y en algún que otro trabajo extra…