El cineasta palestino Elia Suleiman regresa al Festival de Cine de Cannes con It Must Be Heaven, un cuento burlesco en el que explora los temas de la identidad, la nacionalidad y la pertenencia. Se trata de una película con ecos autobiográficos en la que mezcla sus recuerdos con los de sus padres. El cineasta declara que «si en mis películas anteriores Palestina podía asemejarse a un microcosmos del mundo, mi nueva película pretende mostrar el mundo como un microcosmos de Palestina«. Con este retrato de las ciudades y de sus habitantes, Elia Suleiman firma un relato hecho de historias humanas, íntimas y conmovedoras, así como un reporte del estado de un mundo caracterizado por las tensiones geopolíticas. Se completa el día y las proyecciones de la sección oficial a concurso con Sibyl, una “dramedia” de Justine Triet protagonizada por Virginie Efira, que trata los temas de la identidad, las raíces y el proceso de creación. La directora continúa explorando la identidad y las raíces, una reflexión que ya había comenzado en sus primeras películas a través de la imagen de una mujer que se debate entre su vida privada y su vida profesional, sus angustias y sus emociones. Concluidas las proyecciones de la sección oficial a concurso, Pedro Almodóvar destaca con Dolor y gloria como aspirante mejor posicionado para obtener la Palma de Oro, aunque entre las favoritas también se encuentran la película coreana de Bong Joon-ho, Parásitos, y la italiana de Marco Bellochio, El traidor, o A hidden life, de Terrence Malick.