Zinebi, el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, que celebrará su 58 edición entre los días 18 y 25 de noviembre, otorgará el segundo Mikeldi de Honor al cineasta kurdo-iraní Bahman Ghobadi, como reconocimiento de la «relevante dimensión artística de su obra cinematográfica, de su compromiso en la lucha por las libertades en su país y de su fascinante testimonio sobre la sociedad y la cultura del pueblo kurdo«. Aunque sea uno de los menos conocidos directores de cine iraníes, frente a Abbas Kiarostami, Majid Majidi, Jafar Panahi o Mohsen Makhmalbaf, no por ello me merece menor reconocimiento y el concedido por Zinebi es todo un acierto. Nacido en 1969 en Bané, una población del Kurdistán iraní, tras rodar desde 1991 una veintena de cortos y mediometrajes en vídeo, 8mm y 16mm, en 1998 trabajó como ayudante de dirección en El viento nos llevará (1999), de Kiarostami. En 2000 presentó en Festival de Cine de Cannes el primer largometraje kurdo de la historia del cine iraní, Un tiempo para los caballos borrachos (2000), que consiguió la Cámara de Oro y el Premio Fipresci de la crítica internacional. Después vendrían otros trabajos significativos y críticos con el régimen como Media Luna (2006), por la que obtuvo su segunda Concha de Oro en San Sebastián tras Las Tortugas también vuelan (2004), o Nadie sabe nada de gatos persas (2009). El año en que tuvo lugar la reelección de Mahmud Ahmadineyad, Bahman Ghobadi fue arrestado por la policía a su regreso del Festival de Cine de Cannes, donde había logrado el Premio Especial del Jurado, lo que aprovechó para «criticar duramente al Gobierno iraní por la ola de represión contra los movimientos opositores«. Sus declaraciones le costaron varios días de detención.