Miles de personas se han echado a las calles para despedir en Teherán a Abbas Kiarostami, director, poeta y artista plástico, fallecido la semana pasada en París. Entre muestras de fervor popular, la ciudad que le vio nacer en 1940 se despidió del cineasta iraní más célebre, el único galardonado con la Palma de Oro del Festival de Cine de Cannes. La ceremonia se celebró frente a la Organización Kanun, centro para el desarrollo intelectual infantil, donde la carrera del cineasta echó a andar en 1969 con el rodaje de películas educativas destinadas a los jóvenes. “Te agradecemos que no dejaras esta tierra, pese a todas las ingratitudes, trabas y la apatía de parte de los oportunistas políticos”, proclama el director de cine Asghar Farhadi, ganador de un Oscar por Nader y Simín, una separación (2011). Pese a la fama del homenajeado, la televisión estatal se limitó a dedicar unos pocos segundos a anunciar la muerte de Kiarostami, mientras que los altos responsables de la República Islámica prefirieron no acudir a sus funerales.