La actriz británica-estadounidense (aunque nacida en Japón) Olivia de Havilland alcanza los cien años de edad, casi seis meses antes que Kirk Douglas, que cumplirá sus cien el nueve de diciembre. Son las dos únicas grandes estrellas vivas de la época clásica de Hollywood, la dominada férreamente por los estudios -Paramount, Metro Goldwyn Mayer, 20th Century Fox, Warner Bros y RKO-, que ataban a los actores con contratos draconianos y les obligaban a mantener una vida glamurosa de cara a la galería. Solo los nombres de Douglas y De Havilland mantienen vivo el recuerdo del Hollywood más clásico, el de blanco y negro, el de los grandes melodramas y estrellas aún más grandes. Solo hay que recordar algunos de los títulos que protagonizaron, como Espartaco, Senderos de gloria, Carta a tres esposas, El gran carnaval o El loco del pelo rojo, en el caso de Douglas; Robin de los bosques, Murieron con las botas puestas o Nido de víboras en el de Olivia de Havilland, que sin embargo es y será recordada por un único papel, el de la Melania de Lo que el viento se llevó, una película de 1939 de la que es la única representante viva.