El cineasta Osías Wilenski fallece en Barcelona a los 87 años: Con una extensa labor en esa ciudad en el campo de la música, llegó integrar el Liceu de Barcelona siendo su pianista principal durante 15 años. En la Argentina, donde vivió hasta fines de la década del 80, fue uno de los nombres que nutrió la denominada Generación de los sesenta del cine. Nacido el 2 de diciembre de 1933 en Buenos Aires, e hijo del afamado fotógrafo de estrellas Sivul Wilenski, el interés inicial del joven Osías fue por la música pero a mediados de la década de los cincuenta, Wilenski abandonó la música y se volcó al cine, realizando cortos en 16 mm. como Tres movimientos (1955), Un recuerdo de amor, Romance sonámbulo, y Comentario (1956), Vals de Arensky (1957) y Episodio (1958). En 1959 realizó Un pequeño mundo y el que sería considerado su mejor trabajo en este formato, que combina música y humor, Moto Perpetuo, con el que fue premiado en el Festival de Mar del Plata. Por esos años tuvo entre manos la fotografía de El paraíso de los creyentes, el único de los cuatro guiones firmados por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares que no llegó a filmarse, y realizó la música de la primera versión de El negoción (1958), de Simón Feldman. Pero sería la ópera prima de Wilenski su obra más difundida, porque con El perseguidor (1962), consiguió abrazar decididamente el impulso de la Generación del ’60 y adaptar el cuento de Julio Cortázar de la mano del guionista Ulyses Petit de Murat, y con música interpretada por el Gato Barbieri. Sin embargo, al día siguiente de su estreno, en 1965, la película fue secuestrada por un juez de menores por el strip-tease que había realizado Zulma Faiad cuando aún era menor de edad. El perseguidor volvió a la cartelera varios meses después, con su director condenado a una pena de seis meses de prisión en suspenso.