La cronista Liz Smith fallece a los 94 años en su apartamento de Manhattan. Smith llegó a ingresar más de un millón de dólares al año durante su apogeo con sus crónicas sobre las penas y alegrías de los ricos y famosos, siempre en un tono azucarado y escasamente crítico que le permitió granjearse amistades en los círculos más acomodados. Llegó a ser la columnista mejor pagada de Estados Unidos. Su columna se publicó seis días a la semana en todos los tabloides neoyorquinos en distintas etapas. Apareció en el Daily News de 1976 a 1991; en el New York Newsday de 1991 a 1995; siguió en el New York Post de 1995 al 2009, y con la crisis de este último pasó a Internet con su Diario social de Nueva York. Estas columnas se revendían de forma sindicada y aparecían en 60 o 70 otros periódicos del país. Su cara se hizo popular al aparecer en un sinfín de programas de televisión. Nativa de Texas, la notoriedad de Liz Smith se propulsó al publicar en el Daily News novedades serializadas de la ruptura del primer matrimonio del presidente estadounidense Donald Trump con Ivana Trump. A diferencia de sus competidores en el campo del chisme, su cobertura sobre los magnates y los famosos y guapos de Hollywood y Broadway tenía menos que ver con el escándalo y más con ofrecer a los lectores una ventana a sus vidas lujosas.