El director de cine francés Bertrand Tavernier fallece a los 79 años en la localidad francesa de Sainte-Maxime. Realizador ecléctico, dotado de una gran sensibilidad humana y un lirismo que extraía de las pequeñas cosas, además de cinéfilo enciclopédico y amante de la buena cocina y la literatura, deja un legado fílmico extenso que cerró en 2016 con la serie documental Las películas de mi vida, que recorre la historia del cine francés desde los años 30 hasta principios de los 70. Nacido en Lyon el 25 de abril de 1941 en el seno de una familia de la resistencia francesa contra la invasión nazi, Tavernier se enamoró del cine cuando, siendo un crío, fue ingresado en un sanatorio para curarse de una tuberculosis y nunca más se separó de ese amor profundo por el séptimo arte. Dirigió cerca de treinta títulos de géneros diversos que recorren la historia de Francia y en la que el compromiso social y la crítica al poder afloran siempre como temas recurrentes. Antes de rodar películas dirigió un cineclub y fue crítico de varias revistas de cine, entre ellas la imprescindible Cahiers du cinéma. A lo largo de sus 34 largometrajes, solo o en colaboración, Tavernier logró acercarse a varios géneros. En 1974 estrenó El relojero de Saint-Paul, su primer éxito, así como el primero de una larga lista de colaboraciones con Philippe Noiret.