El Palacio de Bellas Artes de Donostia-San Sebastián es el cinematógrafo más antiguo que se conserva en nuestro país y uno de los escasos que quedan en Europa, anteriores a la Primera Guerra Mundial. Obra del célebre arquitecto Ramón Cortázar su diseño se inspira en el Gaumont-Palace de París. En el año 1982 cesó definitivamente su actividad como sala comercial, siendo la primera sede con que contó la recién fundada Orquesta Sinfónica de Euskadi. Tras llevar largo tiempo clausurado y sin uso, el estado actual de conservación del monumento es deficiente, aunque podría perfectamente rehabilitarse, pues no se encuentra en situación de ruina irreversible. Sin embargo, la empresa propietaria, SADE, persigue su demolición, al objeto de construir un hotel con aparcamiento subterráneo y 92 habitaciones sobre el solar resultante. Un sector muy significativo de la ciudadanía se ha unido para impedir su inminente desaparición, recogiéndose más de 10.500 firmas contra el derribo a través de internet. Asimismo se ha solicitado en el Gobierno Vasco su urgente declaración como Bien Cultural Calificado.