En el año 1984 el cine vasco parecía vivir la eclosión de una nueva etapa que finalmente tan solo se concetó en un puñado de títulos. Sin lugar a dudas, la película Tasio, primer largometraje de Montxo Armendariz, en el que combinaba documento y ficción a partir de la figura del carbonero Anastasio Ochoa, interpretado por Patxi Bisquert, fue uno de los principales exponentes de ese resurgir de un nuevo cine vasco. Quiza ésa es una de las razones por la que el Premio Eusko Ikaskuntza-Laboral Kutxa de este año al currículo más destacado en las áreas de Humanidades, Cultura, Artes y Ciencias Sociales se conceda a Montxo Armendariz, siendo la primera vez que se otorga a un cineasta. Aunque como recuerda el propio Armendariz, el escultor Néstor Basterretxea, gue ganó el premio en el año 2005, también dirigió películas como Ama Lur, Pelotari, Ibiza, Alquézar, retablo de pasión y Operación H. El presidente de Eusko Ikaskuntza, Iñaki Dorronsoro, y el responsable territorial de Laboral Kutxa, Pello Ugalde, señalan que se trata de «uno de los directores de cine imprescindibles de los últimos 30 años. Su obra retrata de forma inconfundible a toda una generación a través de historias cotidianas que han trascendido lo local y han logrado llegar al gran público. Sus películas reflejan aspectos visuales, culturales y etnográficos de Euskal Herria«.