La intérprete que daba vida a la monja de la franquicia de Expediente Warren, Bonnie Aarons, denuncia a Warner por recortar parte de sus ingresos por la comercialización de la imagen de su personaje, como pósters, muñecas e incluso joyas. En la demanda están incluidos Warner, New Line Cinema y Scope Productions, quiénes habrían llegado a un acuerdo con Aarons para salir en la saga de películas. En la primera cinta de La monja, la actriz cobró un salario de 71.500 dólares, algo que parece pequeño comparado con los 22 millones de dólares de presupuesto y sobretodo con los 365 millones recaudados. La demanda que interpone en el Tribunal Superior de Los Ángeles denuncia que «en lugar de contabilizar y pagar de manera transparente, Warner Bros. oscurece y oculta el monto real de la participación legítima de la señora Aarons en los ingresos por la comercialización, todo mientras continúa explotándola«. Según el contrato, ella tenía derecho a una «participación prorrateada del 5% del 50% de los ingresos brutos» en los derechos de comercialización de la imagen de la monja.