La ceremonia de los premios Ofir, los Oscars israelíes, está marcada por la ausencia de la ministra de Cultura, Miri Regev, no invitada al acto, y por la victoria de la película Foxtrot, blanco de la ira de la ministra por considerarla «una difamación al Estado de Israel«. Foxtrot, que ganó el Gran Premio del Jurado en el reciente Festival de Cine de Venecia, también ha ganado esta noche ocho premios de la academia israelí, entre ellos a la mejor película y al mejor director, Shaul Maoz, lo que la convierte automáticamente en candidata a mejor película en lengua extranjera en los Oscar de 2018. El premio a la mejor actriz se lo ha llevado la palestina Shaden Kanbora, por la película Ni aquí ni allí. La ausencia destacada de la noche es la de la ministra de Cultura, Miri Regev, del partido gobernante Likud, después de que el director de la Academia Israelí de Cine y Televisión, Mosh Danon, le retirase la invitación al festival así como a otros políticos. Regev mantiene una relación cargada y hostil con la comunidad artística desde que entró en el Ministerio en la primavera de 2015 y ha amenazado repetidamente con retirar financiación a cualquier expresión del arte que, a su juicio, sea demasiado crítica con Israel, con el argumento de que «les hace un favor a nuestros enemigos«.
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