El hallazgo de los restos de Miguel Joaquín Eleicegui, el gigante de Altzo, en el diminuto cementerio de su localidad natal donde fue enterrado en 1861, pone fin a la leyenda sobre el robo de sus huesos y evidencia las dimensiones de un hombre colosal de 2,40 metros, con gigantismo que sufría, además, «osteoporosis y artrosis severa«. El camposanto guipuzcoano de Altzo, en el que siempre ha reposado el cuerpo de este coloso guipuzcoano, ha sido el escenario elegido para presentar este lunes el hallazgo y exhibir los enormes huesos exhumados hasta ahora por un equipo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, liderado por el prestigioso forense Francisco Etxeberria. Los expertos de Aranzadi, a petición del Ayuntamiento de Altzo y con la aprobación de los familiares de Miguel Joaquín Eleicegui, trabajaron a lo largo de la semana pasada en este cementerio para buscar los restos de este hombre, cuya vida fue inmortalizada en la película Handia, ganadora de diez premios Goya en 2018, además de en numerosas historias y libros.