Freddy Buache, fundador de la Filmoteca Suiza, fallece a la edad de 94 años. Fue el primer auténtico crítico de cine de Suiza, amigo de Luis Buñuel y ferviente defensor de un Séptimo Arte exigente. Fue conocido por su intransigencia y sus broncas en contra de la evolución comercial del cine, la séptima de las artes. Freddy Buache fue mucho más que el fundador de la “Cinémathèque” suiza. Además del primer crítico de su país, fue una figura internacional de la cinefilia, alguien consagrado por completo a un arte, el séptimo, que ya en los años cuarenta era considerado por muchos como un entretenimiento. Una anécdota resume su importancia: cada vez que Buñuel venía a Suiza, siempre paraba en Lausana para saludar a su amigo.
Nacido el 29 de diciembre de 1924, -menos de 30 años después de la primera proyección pública del Cinematógrafo de los hermanos Lumière-, Buache pasa sus primeros años en Villars-Mendraz donde sus padres regentan el “Café de la Poste” hasta el traslado a Lausana tras quebrar el negocio. Durante los estudios de secundaria, comienza a relacionarse con el ambiente cultural y participa en las aventuras de la compañía teatral de los Faux-Nez (Nariz Falsa). Atraído irremediablemente por el cine, en 1945 visita una exposición que organiza la “Cinémathèque” francesa en el Palacio de Rumine en Lausana. Henri Langlois, director de la institución, se fija en este joven que forma parte de los escasos espectadores que hay en la sala de proyección especialmente habilitada para este evento. Toman una copa juntos y por la noche ven juntos una película muda con acompañamiento al piano. Se trata del film de Jean Grémillon, Los vigilantes del faro (Gardiens de phare). Desde ese momento, Freddy Buache vivirá la pasión del cine intensamente. Años más tarde, después de unirse a un cineclub, creó la Filmoteca Suiza, que sustituye a los extintos Archivos Cinematográficos Suizos fundados en 1943 en la localidad de Bâle.
Su inauguración en 1950 contó con la presencia de Erich von Stroheim. De este modo, se convirtió en un ardiente defensor del cine de autor, se codeó con los más importantes directores de cine y entabló amistad con algunos de ellos. No solo Buñuel, también Jean-Luc Godard, Theo Angelopoulos o Milos Forman. Al mismo tiempo, afinó su pluma. Hasta ese momento, el periodismo cinematográfico suizo se reducía a presentaciones de películas y asuntos más o menos ligeros sobre los actores protagonistas. Buache analizaba lo que veía, desmenuzaba la obra y el uso del lenguaje cinematográfico para revelar el sentido profundo de la misma. Dirigió la “Cinemathèque” hasta 1996, y luchó por una ley del cine en la Confederación Helvética. Entre 1967 y 1970 dirigió el Festival de Locarno. Testigo privilegiado de la emergencia de un nuevo cine suizo encarnado en Ginebra por el Grupo 5, que entre otros reunió a Alain Tanner, Claude Goretta y a Michel Soutter, contribuyó a su difusión gracias al vínculo con el Festival de Cannes. Tanner dijo de él que Freddy Buache tuvo “un valor y una obstinación enorme en un país en el que el cine no existía”.
Si Buache luchó para que las películas fueran conservadas, -una convicción que hoy hace de la colección de la Cinémathèque Suiza una de las más importantes del mundo-, también lo hizo para que las películas pudieran verse, combatiendo toda forma de censura. En su opinión, prohibir la difusión de un largometraje, llevaba consigo la imposición de un orden moral. En 1986, en el plató de la emisión del programa “Spécial Cinéma” dijo: “Cuando un señor puede coger un fusil e ir al frente, y disparar a otros hombres, también se le puede mostrar a dos personas que hacen el amor en una cama. Dejen a las personas la libertad de elegir, enseñen a los seres humanos a ser conscientes”. Freddy Buache formaba parte de esos cinéfilos que ocupan las primeras filas de la sala oscura como si fueran atrapados por la pantalla. Al salir de algunas proyecciones de prensa, se le oía despotricar contra la evolución comercial del cine. Detestaba una buena parte de las producciones americanas, y esto le hizo perderse Corazón Salvaje, de David Lynch, que el crítico Michel Ciment comparó desesperadamente con Buñuel en otra emisión del mismo programa de televisión.
A raíz de un encuentro con Bertrand Tavernier, autor de un excelente Diccionario del cine americano, le soplaron que Buache, con quien tenía una cita, al menos admiraba a Clint Eastwood. -¿Saben por qué?- rió. -Porque Godard le dijo que adoraba a Eastwood. Freddy Buache era el verbo, la truculencia, el amor por el debate, la pasión contagiosa. En 1998 le entregaron un Leopardo de honor en el Festival de Locarno. Autor de numerosos libros, el pasado mes de abril recibió la medalla de miembro honorífico de la FIAF (Federación Internacional de Archivos Fílmicos) durante un congreso internacional que tuvo lugar en “su” filmoteca. Hasta el final fue profesor de historia del cine en Montbenon, en colaboración con la Universidad de Lausana. Jean- Luc Godard le dedicó este cortometraje, Lettre à Freddy Buache (Lettre à Freddy Buache) en 1982:
Carta a Freddy Buache – Jean-Luc Godard (subtitulado en español) from TV on Vimeo.