La primera jornada completa del Festival de Cine de San Sebastián comienza con tres interesantes propuestas que elevan considerablemente las expectativas con las que afrontar la presente edición. Con Benediction, el cineasta británico Terence Davies vuelve al Zinemaldia, que le dedicó una restrospectiva en 2008, y que participó en la sección oficial con The Deep Blue Sea en 2011 y con Sunset Song en 2015, además de formar parte de la sección Zabaltegi-Tabakalera en 2016 con A Quiet Passion. Ahora se centra en la figura de Siegfried Sassoon, un hombre complejo, dedicado a la poesía, que sobrevivió a los horrores de combatir en la I Guerra Mundial y que a su regreso se convirtió en un firme crítico de la continuación de la guerra por parte de su gobierno. Obsesionado por el tiempo, la memoria y la poesía, Terence Davies sigue explorando estos temas en su película. Por otro lado, Lucile Hadzihalilovic, otra habitual del Certamen donostiarra presenta Earwig, una adaptación de la novela homónima de Brian Catling sobre la que la cineasta asegura que quedó fascinada y señala que “me pareció muy misteriosa y me permitió adentrarme en un territorio que desconocía por completo”. Ambientada en algún lugar de Europa, a mediados del siglo XX, la película se centra una niña con dientes de hielo que vive encerrada en su apartamento. Por último, también se presenta la esperada Maixabel, cuarto largometraje dirigido por Icíar Bollaín que compite por la Concha de Oro, que se centra en los encuentros que tuvo Maixabel Lasa (viuda del ex gobernador de Guipúzcoa Juan María Jáuregui) con dos de los etarras que participaron en el atentado contra su marido, Ibon Etxezarreta y Luis María Carrasco.