Pocas veces trascienden las consecuencias fulminantes que los fracasos en taquilla tienen en la industria del cine hollywoodiense. El clamoroso hundimiento de la película de ciencia ficción John Carter, de Andrew Stanton, cuyo coste ascendió a 250 millones de dólares y tras un mes y medio en cartelera tan solo recaudó 68 millones en Estados Unidos, provoca la dimisión del máximo responsable de Walt Disney Studios, Rich Ross, quien accedió al cargo de presidente del estudio hace tan solo dos años, en 2009, tras dirigir con éxito la división del canal de televisión de Disney y lanzar sagas de éxito como Hannah Montana y High School Musical. La baja de Ross, para la que de momento no hay reemplazo, es inmediata y forzada por los ejecutivos del grupo, por lo que también podría ser síntoma de luchas intestinas en el seno de una organización aliada con Pixar que no acaba de definir una linea coherente en sus producciones.