Chronicle, 2012, 84 min. (Reino Unido, USA)
Hispano Foxfilm
[rating=0]
Dirección: Josh Trank
Intérpretes: Dane DeHaan, Michael B. Jordan, Alex Russell, Michael Kelly, Ashley Hinshaw, Anna Wood
Guion: Max Landis
Fotografía: Matthew Jensen
Montaje: Elliot Greenberg
Producción: John Davis, Adam Schroeder
Es tan real como parece. Andrew, Matt y Steve son unos adolescentes absolutamente reconocibles, cada uno con su propia personalidad, que deben afrontar los típicos retos que se derivan de estudiar en el instituto, establecer nuevas amistades y explorar los nuevos aspectos de unas vidas en constante evolución. Son imperfectos, algo inadaptados y un poco imprudentes. Podrían ser tú mismo. Como tantos de nosotros, están obsesionados con contar su vida, por más que ésta sea trivial o, como en su caso, extraordinaria. Andrew, Matt y Steve se han topado con algo que escapa totalmente a su comprensión, o a la de cualquiera. Ese descubrimiento les lleva a la obtención de unas poderosas capacidades telequinéticas; en la jerga propia de los cómics, tienen superpoderes. Ahora son capaces de, bueno, casi cualquier cosa. Pueden mover objetos simplemente pensando en ello, pueden aplastar coches con la fuerza de su voluntad. Y aprenden a volar…, satisfaciendo su máxima aspiración. Pero entonces las cosas se complican.
Estas son las curiosas cuestiones que plantea la película que, en apariencia, pertenece al relativamente nuevo subgénero denominado «de metraje encontrado» o «POV» (cámara subjetiva), pero completamente transformado. Es inquietante, no obstante, nos resulta muy familiar; es una película repleta de creativo e imaginativo trabajo de cámara y efectos visuales, pero asentada en la realidad.
Dirige Josh Trank, que realiza su debut en la dirección cinematográfica y también fue coautor de la historia junto a Max Landis. Trank, cuyo experimental cortometraje Stabbing at Leia’s 22nd Birthday constituyó un éxito online, alcanzando más de 10 millones de visitas, adopta vehementemente esta nueva estética, pero también incrementa su potencial e impacto. Criado en un ambiente cinematográfico, ya que es hijo de Richard Trank (ganador de un Oscar por su documental The Long Way Home en 1997), es posible que el cine estuviera en el ADN de Josh y desde pequeño mostró su predisposición para hacerse realizador. Después de terminar el instituto, Josh se dio cuenta que nunca encajaría en un trabajo “normal”. Comenzó a trabajar en el montaje y la producción de una película en Nueva York. A pesar de un durísimo horario durante treinta días y de un salario miserable, ese trabajo le haría decidirse a seguir con su carrera en el cine.