Concluyen las proyecciones de la sección oficial a concurso con la recuperación de un veterano cineasta como Paul Verhoeven, que presenta en esta edición del Festival de Cine de Cannes la película Elle, protagonizada por Isabelle Huppert. Se trata de una adaptación de Oh… del novelista francés Philippe Djian. El gato de Michèle (Huppert) está encerrado dentro de casa. Ella le abre la ventana para que pueda salir y un hombre vestido con un mono negro y pasamontañas entra y la viola. Un transtorno radical en la vida de esta empresaria fuerte y temperamental, que se debate a partir de ese momento entre las ansias de venganza y el temor continuo. La otra película de la jornada es Forushande (The Salesman), thriller familiar de Asghar Farhadi con el que regresa a Irán y escruta nuevamente las relaciones entre los hombres y las mujeres. La cinta narra la historia de una pareja de actores que debe enfrentar grandes cambios cuando se mudan. El relato, voluntariamente simple, muestra a una pareja aparentemente común, afectada por sucesos perturbadores externos.
La larga noche de Francisco Sanctis, de Francisco Márquez y Andre Testa
Sección «Una cierta mirada». Por Esmeralda Barriendos
Año 1977. Francisco lleva una existencia tranquila con su mujer y sus dos hijos, en un trabajo en el que no obtiene el deseado ascenso pero que reconoce su esfuerzo laboral con una caja de alimentos. Un buen día recibe la visita de una compañera de facultad, que con la excusa de publicar un único poema que escribió hace ya algún tiempo le pide su colaboración para avisar a dos personas que esa misma noche van a ser detenidas por la dictadura.
Francisco comenzará una larga travesía lleno de dudas, buscando en primer lugar alguien que le supla en esta tarea tan comprometida, pero no hallará quien lo haga. También deberá excusarse ante su familia, que no entiende qué está sucediendo. Finalmente, será él quien emprenda el camino en esa larga noche que da título al film y que le llevará hasta el domicilio indicado.
Rodada en primerísimos primeros planos con un ambiente completamente desenfocado en los que sólo se aprecian las figuras geométricas que dibujan los neones en la noche, a veces recuerda a cierta estética del cómic contemporáneo. El protagonista vaga ensimismado por una ciudad desdibujada. En algunos momentos se producen momentos de suspense muy leves, que se resuelven rápidamente, pero en su mayor parte la intriga es lineal sin puntos de inflexión, lo que hace que se pierda el interés por la continuidad del relato. Es una larga noche para el protagonista, pero también lo es para el espectador, a la espera de una emoción reveladora.