La jornada dominical de esta edición de la Berlinale incluye la producción italiana Figlia Mia, de Laura Vispuri, quien en 2015 compitió en la Berlinale con Vergine Giurata, su primer largometraje. Se trata de un intenso drama entre dos madres, la biológica y que durante diez años crió a Vittoria, una niña que no precisará explicaciones adultas para entender de pronto que procede de la mujer que ofrece servicios sexuales en cualquier rincón o se arrastra en el bar para que le inviten a la siguiente copa. Está protagonizada Valeria Golino, Alba Rohrwacher y la niña Sara Casu. El director francés, por su parte, Cédric Kahn sorprende con La Prière, una película que recorre el paso de un joven (Anthony Bajon), de la adicción a la droga al del la oración en una comunidad católica de los Alpes franceses. «Es la redención de una dependencia tóxica a través de una adicción más trascendente: la de la oración, la disciplina, la humildad, el rigor religioso«, explica el realizador. En el filme también intervienen Alex Brendemühl como un riguroso sacerdote y Hanna Schygulla interpretando a una monja. La actriz, ajena al debate generado por la campaña #MeToo, lamenta que dar un bofetón se haya convertido en «tabú» y que ya «nadie pueda tocar más a nadie» y recuerda que el propio Fassbinder le dio una bofetada en una ocasión, a lo que ella aparentemente no dio mayor importancia, puesto que lo interpretó como esa necesidad de «despertarla» ante una escena determinada. Todo ello a raiz de que el día anterior, el director surcoreano Kim Ki-duk, que presenta Human, Space, Time and Human, reconoció que abofeteó a una actriz durante el rodaje de una película en 2013 y asumió su responsabilidad, pese a no lamentar el hecho «en absoluto» al sostener que estaban ensayando una escena. Completa la programación de este día con predominio europeo The Real State (Toppen av ingenting), película sueca dirigida por Axel Peterson y Mans Mansson, sobre una rompedora mujer de unos 70 años que quiere vender un edificio de viviendas heredado. El dúo de directores se lanza a reflejar la fealdad -física o moral-, en una película sin concesiones al espectador que desató algunos abucheos en su pase previo para la prensa, pero también fervientes defensores. Finalmente, la realizadora gallega Diana Toucedo estrena su ópera prima, Trinta Lumes (Treinta fuegos), un relato entre el documental y la ficción que transcurre en una aldea de Galicia donde, segun la directora, «la vida no se acaba, sino que se transforma en otra cosa».