El diseñador lanzaroteño Paco Delgado recibirá el Premio Ricardo Franco del 21 Festival de Cine de Málaga, que se celebrará del 13 al 22 de abril. Con este galardón, otorgado en colaboración con la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, el Festival de Cine de Málaga reconoce a las diferentes profesiones del cine, «técnicos de prestigio que con su trabajo detrás de las cámaras dan forma a las películas más interesantes de nuestro celuloide«. Paco Delgado (Lanzarote, 1965) es uno de los diseñadores españoles de vestuario «más internacionales» y ha estado nominado al Óscar por Mejor vestuario en dos ocasiones, ambas a las órdenes de Tom Hooper: en 2013 con la película Los miserables y en 2016 por La chica danesa, por la que también fue nominado a los premios Bafta.
Día: 19 de febrero de 2018
Berlinale, día 5: Emily Atef, José Padilha y Erik Poppe
El otro rostro de la jornada a competición de la 68 Berlinale es el de Marie Bäumer, la actriz que da vida a Romy Schneider en el filme 3 Tage in Quiberon (3 Days in Quiberon), dirigido por la alemana Emily Atef. Se trata de una recreación de los tres días pasados por la actriz austríaca con una amiga y dos reporteros en un hotel, en 1981, teóricamente para sanearse anímica y físicamente. Por otro lado, el cineasta brasileño José Padilha se centra en el conflicto palestino-israelí con 7 days in Entebbe, un filme protagonizado por Daniel Brühl y la británica Rosamund Pike, fuera de concurso, sobre el secuestro real de un avión en los años setenta, que le llevó a entrevistarse en Israel con muchos de los rehenes y de los responsables políticos de la época. «Era importante la exactitud, teniendo en cuenta que la narrativa oficial se centraba en la historia militar» del rescate, explica en rueda de prensa Padilha, que regresa a la Berlinale diez años después de ganar el Oso de Oro por Tropa de Elite. Pero el gran impacto llega con Utøya, un filme rodado por Erik Poppe en una sola toma y surgido del trauma colectivo dejado por el ultraderechista Anders Breivik tras los 72 minutos que duró su matanza en un campamento juvenil de una idílica isla vecina a Oslo. «Es un proyecto colectivo en el que he contado con los testimonios de tres supervivientes de la tragedia. Opté por la ficción, no por reproducir un caso concreto, por razones de ética. Para Noruega es un trauma nacional. Pienso que es mejor que nadie vea ahí a su hijo o hija, a su novio o amigo«, explica Poppe.