The Vow (Todos los días de mi vida) se coloca en el primer puesto de la taquilla norteamericana seguida de El invitado yViaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa.(12/02/12)
Día: 12 de febrero de 2012
El árbol de la vida gana el premio a la mejor fotografía
Emmanuel Lubezki consigue el Premio al mejor director de fotografía por El árbol de la vida, concedido por la Sociedad Americana de Directores de Fotografía (American Society of Cinematographers, ASC) en su 26 edición, en una gala que tiene lugar en el Gran Salón del edificio Hollywood and Highland. El ganador competía con Guillaume Schiffman, por The Artist; Jeff Cronenweth, por Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres; Robert Richardson, por La invención de Hugo; y Hoyte van Hoytema, por El Topo. Lubezki ya había conseguido este galardón en 2007 con Hijos de los hombres, de Alfonso Cuarón; y fue candidato en 2000 con Sleepy Hollow, de Tim Burton.(12/02/12)
Berlinale – día 4
El filipino Brillante Mendoza presenta en la Berlinale Captive, película protagonizada por Isabelle Huppert que supone su primera incursión en el cine rodado en inglés. La cinta ofrece una minuciosa descripción de un largo secuestro en la jungla a manos de la guerrilla islámica Abu Sayaf. «No se trataba de actuar, sino de reaccionar. Rodamos casi sin guion, sin saber a qué lugar nos llevarían al día siguiente, dónde o cuándo oiríamos los siguientes disparos. Se trataba de sentir como siente un rehén«, explica Huppert. «Es un cautiverio brutal porque estamos hablando de una situación de guerra«, declara Mendoza, que sitúa el inicio de su secuestro unos meses antes de los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York, los ataques que dieron un vuelco a la perspectiva -también dentro del radicalismo- de la red de Al Qaeda. «Me documenté desde todos los ángulos posibles. De supervivientes de secuestros de Abu Sayaf a miembros de la banda y del ejército«, sostiene Mendoza.
Arde el histórico cine Attikon de Atenas
El cine Attikon, uno de los más antiguos de Atenas, es uno de los mas de 34 edificios incendiados durante los disturbios entre policías y manifestantes que protestan contra el plan de recortes que se debate en el Parlamento griego para desbloquear el segundo rescate internacional. Miles de personas han secundado la convocatoria de protesta en la plaza Syntagma, donde se encuentra la sede del Parlamento unicameral griego, pero pronto la manifestación ha derivado en una batalla campal que desde hace horas domina el centro de Atenas. Grupos de encapuchados han lanzado cócteles molotov y piedras contra los policías, que han cargado con porras y han empleado gases lacrimógenos. Construido en 1912 por el arquitecto Alexander Nikoloudi, este año cumplía su centenario, inició las proyecciones como sala cinematográfica en 1916.(12/02/12)
Almodóvar consigue el Bafta a la mejor película extranjera
La piel que habito, de Pedro Almodóvar consigue el premio Bafta del cine británico a la mejor película en lengua no inglesa, imponiéndose a la iraní Nader y Simin, una separación. El director manchego no asiste a la ceremonia que se celebra en el Royal Opera House de Londres y, en su nombre, el presentador del premio, el actor de Bollywood Anil Kapoor, agradece el galardón. La película francesa The Artist se impone como la gran vencedora al obtener en total siete de los 12 galardones a los que optaba, los correspondientes a mejor película, director, guión original, actor (Jean Dujardin), director de fotografía, diseño de vestuario, y música original, desbancando a Alberto Iglesias que optaba al galardón con El Topo. El Premio a la mejor actriz recae en Meryl Streep por La dama de hierro, mientras que Christopher Plummer es elegido como mejor actor de reparto por Beginners y Octavia Spencer como mejor actriz de reparto por Criadas y señoras.(12/02/12)
Meteora, de Spiros Stathoulopoulos
Segundo film del greco-colombiano Spiros Stathoulopoulos, METEORA se ha constituido como una delicada sorpresa. Impresiona sólo la posibilidad de asistir a un film de mínimo andamiaje narrativo, que aborda, desde un punto de vista absolutamente depurado y riguroso, la conciencia en crisis de dos seres humanos dedicados por entero a la severa vida religiosa de un monasterio.
En tiempos en lo que el producto cinematográfico abomina la más mínima reflexión de índole espiritual, desde la esquinada Grecia de la ruina y de CANINO nos llega una plegaria fílmica que traza el camino inverso al del misticismo. Un viaje de vuelta de un ascetismo que deposita los pies en una recóndita tierra.
Los protagonistas del film son un monje llamado Theodor y una monja rusa, cuyo nombre es Urania. Ambos ejercen el intenso ejercicio de su fe en los dos recintos religiosos, sitos en el insólito enclave geográfico griego de Meteora.
Los conventos ortodoxos de Meteora son una de las maravillas culturales y religiosas de toda la Humanidad, pues lo insólito de su edificación así lo exhibe: los dos monasterios se hallan situados en la parte alta de dos enormes pilares de roca sinuosamente curva. Al de los monjes se accede mediante una larga escalera escavada en el suelo. Al de las religiosas, sólo mediante un gran saco de red colgado con una polea, que las mismas religiosas se encargan de, mediante su esfuerzo físico, poner en marcha para hacer subir.
El conflicto del film es bien escueto: entre los dos jóvenes prende una atracción que ninguno puede permitirse, pero a la que ninguno, tampoco, sabe renunciar. METEORA es la observación de ese contratiempo afectivo. La convicción personal como cárcel, el cuerpo como terreno de batalla en el que pugna lo vetado por esa convicción. Lo notable del film es la pureza escénica mediante la que ese sentimiento y las contradicciones de conciencia generadas tras su irrupción son visualizados.
El realizador impone una calmada observación, en la que la bellísima potenciación del sugerente, árido, luminoso, despoblado y extrañísimo paisaje deviene pieza fundamental. La dificultad asombrosa de esas dos moles de piedra viene a significar la dificultad subjetiva que los dos temerosos, cohibidos amantes sienten. La dureza de la accesibilidad asume la ingratitud de los deseos cercenados.
No contento con esa poderosa amplitud escénica que le presta el enclave, Stathoupoulos combina con una sensible destreza el naturalismo mediante el que aprehende al escaso paisanaje humano que convoca la historia (un agricultor, un ermitaño, unos pastores, el sacerdote del pueblo) junto con la inserción de unas preciosas animaciones, deudoras del arte iconográfico, en las que se disecciona la tempestad interior de los protagonistas.
Ejemplo de esa sutilidad en la puesta en escena es la urdimbre de escenas en la que la carne es elemento fundamental: al despellejamiento del carnero por parte del pastor, le sigue el alimento cocinado por Theodor en el horno de su monasterio. A éste la que, sin lugar a dudas, es la escena más arriesgada de todo el film y la que acredita la prudencia observativa del realizador: la que acontece bajo el olivo con los dos protagonistas, primero, comiendo el guiso, y, luego, haciendo frente a la envestida de un sentimiento de recíproca necesidad. Ese duradero plano fijo que los encuadra vale la visión de todo el film.
En definitiva, una bella película griega que ha convencido emocionando por lo bien urdida de su afectada sencillez.
Captive, de Brillante Mendoza
El cineasta filipino Brillante Mendoza es uno de los nombres propios que se disputa cualquier certamen cinematográfico de altura. En su primera participación en la Berlinale, el autor de LOLA nos ha deparado, quizás, la obra más intensa del certamen: un arriesgado film dramático, que, basado en unos infaustos hechos reales, da cuenta del secuestro de unos turistas extranjeros en un resort de la costa filipina, a manos de un grupo de integristas asiáticos musulmanes.
El realizador no tarda mucho en poner al espectador en situación: en la misma escena de apertura ya asistimos a los prolegómenos del asalto, mientras una mujer de mediana edad y una anciana llegan en barca hasta la playa del recinto hotelero. Instantes después, los terroristas comienzan su asalto.
Mendoza brinda una excelente escena de apertura, en la que se capta con todo realismo la tensión terrorífica que se apodera de las personas aprehendidas. Los huéspedes vistiéndose despavoridos, cristales rotos, gritos, confusión nocturna ante un atropello que apunta con ametralladora y exige mandato sometedor.
Semejante punto de partida escénico no va a ser abandonado en ningún momento: el film es un severo prodigio de captación ambiental. Cada uno de los espacios transitados por el periplo que va a iniciar el grupo protagonista de la historia (secuestradores y secuestrados) va a estar recogido con un grado de verismo que causa una penetrante angustia en el espectador.
CAPTIVE se centra en la convivencia que ambos bandos de la incautación mantendrán mientras dura el cruento itinerario, primero por mar, luego por tierra, a través de un siempre amenazante e inhóspito, territorio selvático. Mendoza no manifiesta ni un solo atisbo de conmiseración a su posicionamiento con la cámara. Ésta casi se diría que acata, siente y recela, cual si de uno más de los integrantes de la fatídica ruta.
La cámara es testigo, en todo momento, de la barbarie inhumana que demuestran los terroristas: un grupo de fanáticos religiosos, que sólo actúa movido por el dinero del rescate de cada uno de sus cautivos: el que paga se va; el que no, se queda sufriendo ese deambular desasistido, peligroso e incierto.
Resulta muy interesante el modo en el que Mendoza analiza la pasmosa insaciabilidad con la que los villanos van exprimiendo la solución lucrativa de todo el percance. La selva actúa como zulo, pese a que no cesan jamás las luchas con otras bandas de maleantes o el mismo ejército filipino: combates homicidas en el que nadie tiene en cuenta la indefensión de los secuestrados.
CAPTIVE supura sinrazón, pánico, incertidumbre, caos, desesperanza, impiedad, resignación, impiedad, fiereza animal y animalidad humana. Nos hallamos ante un film sudorosa, herida, impíamente pesimista. Sólo un cierto exceso de metraje impide que estemos hablando de una obra sobresaliente.
La radiografía de este grupo de seres sometidos al espanto de saberse moneda de cambio abatible en cualquier momento es notabilísima. Brillante Mendoza vuelve a ofrecernos un furibundo certificado de cómo se cuece la vida en los lares donde la violencia es norma, mandato y ley. Una crónica sucia, respirable y desquiciada del irresoluble mal anidado en los estercoleros de nuestro mundo. La degradación del ser humano cuando se concibe la dignidad como barro que chafar con tu suela.
Lecciones de cine en la Academia
El cineasta Manuel Gutiérrez Aragón dirige las primeras Lecciones magistrales de arte, organizadas conjuntamente por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Fundación Amigos del Museo del Prado. Hasta el 29 de marzo tendrá lugar en la sede de la Academia el curso La creación de la ilusión, cuyo objetivo es mostrar a través de prestigiosos nombres del cine la esencia del fenómeno artístico cinematográfico. A lo largo de diez jornadas, especialistas como Félix Murcia, Carlos Suárez, Imanol Uribe, Manuel Vicent, José Luis Guerín, Francisco Calvo Serraller, José Salcedo o Judith Colell compartirán impresiones sobre diferentes aspectos de la práctica cinematográfica y potenciarán el intercambio de opinión con los asistentes, además de contar con la proyección de películas.(12/02/12)